jueves, 3 de diciembre de 2009

Latinoamérica cierra su encuentro con Italia con un tirón de orejas a Europa

Milán - Italia. EFE
Latinoamérica cerró hoy la IV Conferencia Italia-América Latina y Caribe de Milán con un sentido tirón de orejas a Europa por las políticas que "criminalizan" la inmigración, un reproche que fue pronunciado por el ministro de Asuntos Exteriores de Ecuador, Fander Falconi.El político, quien llegó al congreso milanés también como presidente de turno de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), quiso dejar patente, en pleno debate sobre las relaciones entre la UE y Latinoamérica, que la cooperación comercial entre ambas partes está bien, pero que no hay que olvidarse de la inmigración."Sin duda la integración europea es un ejemplo para todo el mundo (...) Pero Europa ha tenido una historia de emigración muy grande hasta hace poco hacia las dos Américas, Oceanía y Asia.
Y ahora Europa criminaliza la inmigración. Es una contradicción", dijo Falconi."Es inconcebible que en plena globalización los capitales puedan circular libremente, pero las personas encuentren problemas. Nos corresponde a todos encontrar soluciones para salir de todo esto", añadió.El ministro ecuatoriano pronunció el discurso más crítico de los escuchados en una conferencia que comenzó ayer y que se planteaba como una buena oportunidad para Latinoamérica de acercarse aún más a otro país de la UE como es Italia, con el que, además de España y Portugal, comparte lazos históricos, sobre todo en términos humanos.Las palabras críticas del titular de Exteriores de Ecuador se hicieron mucho más oportunas por ser pronunciadas en un país que introdujo este año el delito de inmigración ilegal y en el que la colonia ecuatoriana, junto a la peruana, es la más numerosa de entre las latinoamericanas presentes (más de 70.000 inmigrantes a finales de 2008, según datos de Cáritas).Falconi, quien apostó por un diálogo "sincero" con los socios comunitarios en materia de inmigración, explicó que su Gobierno decidió suspender la firma de un acuerdo que negociaba con la UE porque finalmente el texto se iba a remitir al plano comercial y Ecuador quiere un compromiso político con Europa que implique también la cooperación al desarrollo.Más allá de la crítica, la última sesión plenaria de la conferencia de Milán fue la que contó con una mayor presencia de autoridades de Latinoamérica, entre ellas la del secretario general Iberoamericano, Enrique Iglesias, quien habló de un "sex appeal" latinoamericano que fue después abordado por otros políticos.Iglesias reconoció que quizá esa atracción sexual que Latinoamérica ha provocado siempre hacia Europa ha podido verse mermada con la emergencia de las potencias asiáticas, algo que, sin embargo, no comparte la ministra de Trabajo de Chile, Claudia Serrano."Creo que somos aún 'sexy'. Somos parte de una misma unidad. Somos naciones que pensamos que la democracia es la forma de gobierno para nuestros países. Queremos un gobierno social que se base en el derecho multinacional y en el diálogo", dijo Serrano.Sin olvidar ese "sex appeal", el ministro de Asuntos Exteriores de Costa Rica, Bruno Stagno, habló de la "bonita cintura" de América -los ocho países que se localizan en el centro del continente-, en un discurso pronunciado como representante de la Presidencia de turno del Sistema de Integración de Centroamérica (SICA)."La cintura de América no siempre está de moda. Centroamérica es la cintura del continente y les invito durante unos minutos a bajar los ojos del pecho. En la cintura de América tenemos ocho pequeños países que comparten una historia de tragedia y de éxitos", dijo el titular de Exteriores de Costa Rica.Por su parte, el discurso del ministro de Defensa de Perú, Rafael Rey, se centró en los problemas de seguridad en la región, sobre todo los relacionados con el narcotráfico, el tráfico de armas y el terrorismo, y exigió a Europa la "corresponsabilidad" de los países consumidores de droga con los productores.El vicepresidente en funciones de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, puso fin a las intervenciones de los políticos latinoamericanos en un congreso que, según él, ha servido para hacer balance de los valores compartidos y para reiterar el compromiso de trazar un camino en común.
CRÍTICA:
La Hora- Quito

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