lunes, 14 de diciembre de 2009

Pesebres barriales, entre la tradición y la fe de sus moradores

Miércoles 09 de diciembre del 2009

Como una tradición que une a niños y adultos para orar y cantar, y como un acto de fe y agradecimiento a Dios por los favores recibidos, familias y grupos de diversos sectores de la ciudad arman este mes sus pesebres barriales.Escenas que simbolizan al aire libre el nacimiento de Jesús, en las esquinas de los barrios, contagian a sus habitantes de alegría, solidaridad y unión, pese a las diferencias que han tenido entre ellos en el transcurso del año y ante la crisis económica, explican sus creadores.Un accidente de su tercer hijo en el hogar, hace nueve años, fue la razón principal que llevó a Ana Yzaguirre a elaborar en cada Navidad el pesebre de su barrio, ubicado en las esquinas de General Gómez y Machala.En ese entonces su pequeño Kevin, de 1 año, se cayó de las escaleras y tuvo unas fisuras en el cráneo. Ana de inmediato le pidió a la Virgen del Perpetuo Socorro (de quien es devota) que curara y protegiera de “todo mal” a su vástago. “Se lo entregué a la Virgen con mucha fe y amor, y mi hijo se curó. Desde ahí y como una especie de agradecimiento armo con la ayuda de vecinos y gente amiga el pesebre barrial”, relata Yzaguirre, de 45 años.En este año ella empezó a darle vida al nacimiento con dos vecinas y dos de sus hijos, el pasado 28 de noviembre. Y de ahí se sumaron otros ocho amigos del sector y vecinos de barrios cercanos. Todos colaboraron con adornos, juegos de luces (hay unos 15), guirnaldas, cartón, cañas, madera y dinero para comprar la malla que delimita el nacimiento. Administradores del estadio Capwell, que está cerca del sitio, les regaló el césped natural para el pesebre de 4 metros de ancho por 5 de largo.Aquí, las noches de unión y canto se intensificarán a partir del 15 de diciembre con el inicio de la novena, donde se recrea un nacimiento viviente que avanza en procesión hasta la iglesia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Luego, cada noche se realizan las posadas.Por fe y para conservar la tradición familiar que repetía anualmente cuando vivía en Quito, Mónica Panchi, de 47 años, edifica hace más de una década el nacimiento de su barrio, ubicado en la manzana 496, de Sauces 8. Allí en una base de caña y tablas se levanta una especie de gruta, donde predominan las casas de barro, ovejas y pastores, que recrean una parte de Belén, la ciudad donde nació Jesús. A escasos metros se aprecia a José y a María (hechos en yeso) con la cuna del niño que está por llegar.“Aunque este año el nacimiento fue pequeño (dos metros de ancho por uno y medio de largo) a diferencia del anterior que ocupaba un pedazo grande de la cuadra, los niños más pequeñitos ya preguntan cuándo nace el niño”, cuenta emocionada Panchi, quien deja de atender por unos minutos su tienda de abarrotes para arreglar un juego de luces.Su esposo, Marcos Jacho, siente que al realizar esta tradición Dios los protege de los peligros como la delincuencia.Un grupo deportivo y una confraternidad de amigos, en el sur, se consideran ahora unos expertos en elaborar pesebres barriales, pues tienen más de quince años en la actividad.Ellos son el Club Deportivo All Star, que instala su pesebre en la esquina de Chambers y Machala; y la Confraternidad de Amigos del barrio Cuba, en las calles Domingo Comín y Estrada Coello. En ambos sitios varios de sus colaboradores ya no viven ahí, pero acuden a diario y donan parte del nacimiento para que “la gente del barrio siga con la tradición”.En el caso del nacimiento de Chambers y Machala, Jimmy Montesdeoca, ex habitante del lugar, que ahora vive en Samborondón, compró hace algunos años el nuevo nacimiento, que desde el 1 de diciembre armaron sus amigos Hugo Pineda, Ramón Vásquez y Humberto Santos, quienes residen en este sector. “Empiezan entre tres, de ahí se suman los otros chicos. Este año los varones armaron todo el nacimiento, y ahora las mujeres nos encargamos de las posadas y la novena”, detalla Martha Pineda, quien afirma que lo primordial es enseñar a los niños quién es Jesús y el significado de la Navidad.Devolver la fe y mantener unido al barrio inspira a los amigos de la Confraternidad Cuba a seguir con la tradición de hace 40 años. Ellos empezaron a decorar el pesebre el 30 de noviembre. “Es una fiesta hermosa, que empezó desde que yo tenía unos 14 años con los pesebres de las familias: Bravo, Roca, Riera, entre otros. Y ahora queremos que no acabe”, enfatiza Jorge Foulks, de 56 años, y presidente de la asociación.En estos barrios los festejos se incrementan el 15 de diciembre con la novena. Para evitar los robos, los vecinos vigilan o le pagan a un guardián.

CRÍTICA:

El Universo - Guayaquil

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